EL JILGUERO SEGÚN LAS OBRAS COMPLETAS DE BUFFÓN
(SIGLO XVIII) Georges Louis Leclerc, conde de Buffón Escritor francés que fue naturalista, botánico, matemático, biólogo y cosmólogo. Buffón fue escogido miembro de la Academia de Ciencias Francesa a la edad de 27 años. La obra más célebre de Buffón es su “Historia natural, general y particular” (“Histoire naturelle, générale et particulière” 1749-1788) presentada en 36 volúmenes con 8 volúmenes adicionales publicados a su muerte. Esta obra abarcaba el conocimiento del mundo natural hasta esa la fecha.
La taxonomía
Los jilgueros son clasificados dentro del género Fringilla y no Carduelis como en la actualidad. Hoy en día los científicos y gracias a los avances en genética molecular pueden discriminar de manera mucho más eficiente la pertenencia a uno u otro género. De hecho, en España tenemos un claro ejemplo en las investigaciones del equipo del Dr. Antonio Arnaiz-Villena en la Universidad Complutense de Madrid.
Buffón nos habla del valor del jilguero “Belleza del plumaje, dulzura de voz, finura de instinto, gracia singular, y docilidad a toda prueba,...al cual para que se le aprecie en lo que realmente vale, sólo le falta el ser raro y venir de lejanos países”. ¡Qué de cierto hay en esta afirmación!. Como pájaro cantor siempre ha estado en el grupo de los favoritos, pero no deja de ser menos cierto que como pájaro de criadero no se ha atendido su reproducción hasta hace bien poco y que su papel estaba restringido a la obtención de híbridos. Ahora, por fin, se está difundiendo como ave de criadero, a pesar de la dificultad en su reproducción.
Desde esta tribuna animo a todos los criadores de fauna europea a intensificar los esfuerzos por mejorar la domesticación y rusticidad en criadero de este bellísimo fringílido. No ha de pasar mucho tiempo para que la captura de fringílidos quede completamente abolida en nuestro país. Aún cuando las limitaciones para la captura son rigurosas, no es menos cierto que el fundamento legal por el cual se siguen capturando aves no tiene ninguna razón de ser en la actual coyuntura, ya que los dos únicos argumentos por los que se permite este tipo de captura son para la cría en cautividad y para evitar daños en cosechas. Evidentemente estaríamos en el primer caso y este es de todo punto injustificable, innecesario, sabiendo que cada año se capturan decenas de miles de pájaros...y son sólo machos. No deja de ser una cacería y ese debería ser su marco, no eufemismos modernos que no conducen a nada.
EL Plumaje
En este apartado se cometen errores muy claros, lo que me induce a pensar que no era tan bien conocido como cabría esperar. El autor comenta que “los párvulos no adquieren su hermoso rojo hasta el segundo año”, refiriéndose al madroño o careta, apunte realmente extraño ya que como se sabe los juveniles (a los que se les denominaba “grisillos”) adquieren la librea de adulto tras la muda parcial del verano. También se hace eco de los comentarios entre la relación del número de rectrices manchadas de blanco (“habas” ó “habillas” en terminología popular) y las posibilidades canoras de los pájaros y comenta que por aquella época se tenía a los “sextados” ó pájaros con seis rectrices manchadas de blanco como los mejores cantores. El mismo autor no da fe a esta afirmación al citar que “...muchas veces el pájaro que era sextado durante el invierno, se vuelve cuatrado después de la muda, aunque siempre canta lo mismo”. El tema de las manchas blancas sigue aún hoy en día vigente y no son pocos los aficionados que le confieren cualidades canoras especiales a estas diferencias fenotípicas. En realidad la importancia reside en el sexado y para nada está relacionado con la calidad musical del ejemplar. Los “sextados” (rectrices R4, R5 y R6) son siempre machos, sin lugar a equívocos, mientras que los individuos con R4 y R5 pueden ser machos o hembras (hay que mirar otras características), mientras que los jilgueros que tienen sólo manchada de blanco la rectriz R6 o más externa, son
100% hembras.
Existe una afirmación un tanto extraña en cuanto a la coloración de los dos sexos cuando afirma que “las hembras tienen menos rojo que el macho y carecen absolutamente de negro”. La primera afirmación es cierta puesto que el madroño de las hembras es por término general de extensión menor que en los machos pero no se entiende la segunda observación respecto al negro de las hembras a no ser que haga referencia, sin citarlo, a la hombrera de la hembra que es de color marrón y nunca negro como en el macho.
EL canto
Se hace una aseveración que no deja de ser sorprendente como cuando afirma que “tienen más predisposición a aprender el canto del reyezuelo que el de otro pájaro alguno”. Citando a otro autor, refiere como “los jilgueros jóvenes que están en disposición de oír a los pardillos, canarios, etc, se apropian de su canto: sin embargo me consta que habiéndose criado juntos un jilguero y un pardillo jóvenes, aquel ha conservado su canto puro, y este lo ha adaptado en términos que no tiene otro, si bien lo ha embellecido”. En este caso parece que el tutor era un jilguero porque el pardillo sí tiene la facultad de imitar los sonidos. En efecto, si a un canario joven se le aísla y se le enseña a cantar como jilguero, el canario empezará emitiendo sonidos de jilguero, pero si antes de que estabilice su canto se introduce de nuevo con canarios, olvidará casi todo lo aprendido y lo reemplazará por el canto de su especie. Este hecho lo he comprobado por mí mismo, en un sentido y en otro (con canario y con jilguero). Por supuesto en todo caso el código de canto es adaptado y modificado en función de la siringe del ave, sonando parecido pero no igual.
Me gustaría animar al colectivo silvestrista a que se inicie en la cría porque sólo así saldrán de la precariedad de la edad de piedra, del azar. Algunos manejan sofisticados programas digitales de manipulación de sonido, con los cuales alteran el canto de las aves y prueban nuevas combinaciones de canto. La reproducción en criadero les permitiría controlar la calidad de los parentales y seleccionar los mejores cantores. Es bien conocido que la presión de selección en sus primeras etapas produce mejoras espectaculares en los factores seleccionados, en este caso, el canto. Quizás los más adelantados sean los aficionados a los verderones, ya que no es raro encontrar en los concursos pájaros de plumaje mutado. Así ocurrió por primera vez en este ámbito con el caso del criador alemán Karl Reich (1885-1970), el primero en realizar grabaciones de cantos de pájaros y en conseguir unos magníficos canarios que cantaban según cantos inducidos por ruiseñores (Luscinia megarhynchos), sin depender de estos nunca más en adelante para enseñar su nuevo código de canto a los noveles. Los canarios maestros de Reich tradujeron a su código y siringe el canto de los ruiseñores y fueron los tutores de los nuevos pájaros. La labor del criador produjo por vez primera un magnífico canario de canto, una cepa de canarios que reproducía el canto aprendido, pero en unos tonos y con una melodía no escuchada anteriormente, que causó sensación en su época. En realidad la selección había ido dirigida hacia aquellos machos con mejores cualidades canoras y además heredables, desechando los que no eran capaces de cantar como sus maestros.
La reproducción
Sorprendente parece la afirmación de que “algunas veces anidan en los tilos, y otras en los zarzales espinosos, y aun se supone que los jilgueros que vienen de estas últimas nidadas tienen el plumón algo más pardo, pero que son más alegres y cantan mejor que los otros”. Me encantaría que alguien me escribiera y me contase que encontró un nido de jilguero en un zarzal, pero, la verdad, se me antoja difícil. En la ciudad de Sevilla es muy frecuente que los jilgueros escojan los naranjos y castaños de Indias para hacer sus nidos mientras que en el campo les gustan sobre todo aquellos árboles con ramas flexibles, que puedan ser mecidas por el viento, aunque también los he visto en olivos, sobre todo en zonas en donde el olivo es casi un monocultivo.
La reseña que hace también del plumaje y del canto de los nacidos en las zarzas no deja también de ser sorprendente. Aún cuando la subespecie parva es la autóctona y nacional, identificada en rasgos generales como pequeño y brunáceo, no es menos cierto que hay variedades o ecotipos en función del sitio donde los observemos. La descripción estándar se ajusta más, al menos en Andalucía, a zonas de sierra de donde dicen vienen los jilgueros más bravos y cantarines, según los entendidos, los más valientes para acoplar con las canarias y obtener híbridos vigorosos y de canto bello y fuerte. En general, la fama del jilguero andaluz es bien conocida por todos los aficionados españoles y en épocas en donde no existía ninguna restricción sobre la caza de estos fringílidos, éstos eran capturados y transportados de manera masiva a cualquier punto de nuestra geografía.
En otro párrafo, Buffón hace una afirmación sobre la puesta: “el número de huevos va siempre en disminución conforme aumenta el número de puestas” y se basa en la idea de que “en los nidos que me han traído por julio no he visto más de cuatro huevos y en septiembre más de dos”. Buffón parece estar muy seguro de lo que ratifica fruto de su “experiencia” al utilizar la palabra “siempre”. Yo por mi parte no lo creo así. En principio, el número de huevos, además de tener una fuerte componente genética, posee otra componente medioambiental que está relacionada con el alimento disponible y su energía.
Además Buffón añade la componente tiempo. En Andalucía, inviernos secos con otoños más húmedos, producen que los pequeños fringílidos suelan adelantar su celo, lo cual no quiere decir que culminen con éxito sus nidadas. Las tormentas de primavera, en muchos casos torrenciales, destrozan por esta zona muchos nidos que han sido colocados en lugares todavía muy desprovistos de cubierta vegetal.
En veranos más templados o con primaveras con climatología adversa pero lluviosa es muy fácil observar jilgueros jóvenes o “chivones” en el mes de agosto e incluso a principios de septiembre (al menos en la región andaluza). Lo más curioso que he observado es un verderón joven pidiendo de comer a sus padres a finales de octubre.
También comenta Buffón una “fábula”, como así la describe, según la cual cuando se encerraban los pollos de un nido en una pequeña jaula y “viendo después de algún tiempo que no pueden sacarlos de la esclavitud, los envenenan, movidos de compasión, con cierta yerba”. Buffón, niega su autenticidad apelando al carácter “apacible del jilguero” y a “su desconocimiento de las plantas y sus virtudes”. El autor refiere el hecho del “amor” por la nidada de los padres en el caso de meter el nido dentro de una jaula y que “la desesperación induce a los jilgueros a hacer morir a sus hijos cuando han perdido la esperanza de volverles la libertad para la que nacieron”. Este punto sí necesitaría de cierto contraste y de la experiencia de más gente que pueda dar luz sobre este tema. La información que he podido recabar sí menciona a veces la muerte de los pichones en circunstancias extrañas. Una veces han sido encontrados con las cabezas arrancadas, típica actuación de depredadores, rapaces de pequeño porte en general, que intentarían extraer el cuerpo del animal a través de los barrotes y éste se quebraría por la parte más débil, el cuello. Es fácil de entender que el mensaje sonoro y repetido, siempre en el mismo punto, de un conjunto de jóvenes jilgueros, precoces siempre en su emancipación del nido, no hace sino producir un efecto llamada a todos los posibles depredadores, un aviso de alerta de que algo no funciona, quizás pájaros enfermos o malheridos que no son capaces de seguir el vuelo de sus padres y permanecen siempre en el mismo punto.
Otro de los aspectos muy nombrados son las muertes inducidas por los padres y los ojos vacíos extraídos de sus órbitas. Yo creo que en realidad lo que sucede es que los padres, cansados de ver cómo sus hijos no alzan el vuelo, los abandonan y la nidada prisionera, al no tener sustento, muere de inanición. La cría de estos fringílidos ocurre en meses de temperaturas altas (abril a julio) por lo que es más que posible que debido a las altas temperaturas, los ojos se “vacían”, se volatilizan y quedan las órbitas vacías.
Buffón también hace especial mención a la hibridación del jilguero. En esta parte el lenguaje empleado por el autor no deja de sonar gracioso en la actualidad pero no exento de arte para describir algo tan bello. Reproduzco ahora casi la totalidad de un párrafo que se explica con sus propias palabras:
“Esta hembra canari es la que siente primero el amor, y nada olvida para inflamar al macho con el fuego en que ella arde; y sólo a fuerza de incitaciones y de rumacos, ó más bien por la influencia de la estación más fuerte que todas ellas, se hace capaz ese macho frío de unirse a la extranjera, y de consumar este adulterio físico, siendo aún preciso que en la pajarera no haya hembra alguna de su especie.” Bueno, bueno, bueno. Sin palabras.
Un consejo interesante referido a la hibridación con los canarios, es aquel que dice que “es muy útil criar juntos a los que se quiere destinar a producir esta raza, no apareándolos hasta la edad de dos años”. Afirma sobre los híbridos de jilguero por canaria que “son más fuertes, viven más tiempo, que su canto natural es más brillante, pero que difícilmente aprenden el artificial de nuestra música”. Ya sabemos que lo de
la edad no es cierto aunque si es verdad que un jilguero macho de más años está más preparado, aunque el 90 % del éxito reside en el manejo, preparación y en controlar los tempos reproductivos de ambos progenitores, no queriendo adelantar los celos de las canarias antes de tiempo, de natural más precoces.
Sin embargo, consejos útiles como el anterior se ven oscurecidos por las afirmaciones de que “estos mestizos no son infecundos, y cuando se consigue aparearlos con una canaria, la segunda generación que proviene de esta se acerca sensiblemente al jilguero”. Se supone que en esta ocasión no contrastó en exceso la información porque los híbridos entre estas dos especies son estériles, aunque no dudo que alguna vez pudiera existir algún híbrido fértil, que de no probarlos jamás resultará el experimento.
Desde el punto de vista de la hibridación experimental, comenta el hecho de que excepto con los canarios, no hibridan con otras especies. Buffón, sin embargo, ejerce de profeta cuando comenta con relación a la hibridación de pardillo por jilguero que “yo aseguro de positivo que empleando en ello más arte y más cuidado, se logrará no sólo esta combinación sino también otras muchas”. Así ha sido y actualmente es posiblemente el pájaro más utilizado en la hibridación, después de nuestro querido canario.
Costumbres popupares y variedades del jilguero
Se habla de cómo “se le enseña sin mucho trabajo a ejecutar diversos movimientos con precisión, a hacer el muerto, a dar fuego a un petardo, a tirar cubitos que contienen su alimento y su bebida, aunque para enseñarle este último ejercicio es preciso saberle vestir”. El vestido al que se refiere es el denominado “braguero”.
Respecto de las variedades de los jilgueros, muestra cómo en aquella época ya se capturaban pájaros “raros” que después seguirían apareciendo y que cuando llegó la cría en cautividad han producido las mutaciones que ahora conocemos.
Así menciona al “jilguero de pecho amarillo” con los costados del pecho amarillos, “jilguero de cejas y frente blancas” que serían en realidad dos tipos, el aciánico parcial (“todo lo que ordinariamente es rojo en torno del pico y
de los ojos es blanco en éste”) y el actual “cabeza blanca” ya que “tenía blanco en la cabeza todo lo que en los demás jilgueros es ordinariamente negro”, el “jilguero blanquizo” que debía ser un pío, el “jilguero blanco” que “tenía sobre la cabeza el rojo de los jilgueros y algunas pennas ribeteadas de amarillo: todo lo demás era blanco”. No habla de los ojos pero podría ser un albino. El “jilguero negro” los cuales “se han visto muchos de este color”, se refiere a todos ellos como enjaulados, los cuales tras una o varias mudas se volvían negros o “negro-lustroso sin mezcla”. La mayoría de estos casos se deben como ya sabemos a problemas de tipo hepático.
También habla del “jilguero mestizo” o lo que serían los híbridos, “que resultan de la unión de dos especies granívoras, ..., son fecundos y se reproducen con bastante facilidad como lo vemos todos los días...son mayores, más fuertes y tienen la voz más sonora”. Desconcertante cuanto menos lo que asegura acerca de la fertilidad.
Y quiero acabar este texto de curiosidades antiguas o del conocimiento de nuestros antepasados con una frase que dice: “lo que puede vaticinarse es que cuanto más se ocupen los hombres de los pájaros, de su multiplicación, de la mezcla o más bien del cruzamiento de las diversas razas, tanto más se multiplicarán las especies imaginarias”
Fuente:
Antonio José Rodríguez Pérez (Ingeniero Agrónomo Juez FOA, Fauna Europea e Híbridos)
Bibliografía:
• Tomo VIII. Aves. Obras completas, de Buffón, aumentadas con artículos sobre diversos animales no conocido.